“Osorno sufre por tonta”. Una fuerte frase acuñada por la máxima autoridad eclesiástica de la Iglesia Católica, en 2015. Cuatro palabras que calaron hondo y que justamente tres años después, provocaron que una ciudad pequeña en el concierto mundial, lograra, literalmente, tener de rodillas al Vaticano pidiendo perdón en 2018.

La razón: la figura del cuestionado obispo Juan Barros, quien había sido designado por el papa Francisco para asumir la Diócesis de Osorno y que finalmente una investigación a nivel de iglesia, determinó que encubrió una serie de abusos sexuales a menores, principalmente cometidos por el cura Fernando Karadima.

Una defensa que incluso fue reafirmada por el Santo Padre a una periodista en Iquique, Nicole Martínez, quien conversó en exclusiva con Radio Sago para recordar ese momento.

Un hecho que marcó la relación entre la comunidad osornina y el Papa Francisco, que se zanjó con un perdón de rodillas, a nombre de la Santa Sede, protagonizado por los enviados papales, monseñores Charles Scicluna y Jordi Bertomeu, en plena nave central de la Catedral San Mateo, tal como lo recuerda el representante de los laicos en Osorno, Mario Vargas.

Para el actual obispo de Osorno, monseñor Carlos Godoy, el perdón es difícil de conseguir, cuesta tiempo. Sin embargo, argumentó que prefiere tener un Papa humano y que reconozca sus errores tras esos juicios iniciales.

Según especialistas, el episodio entre la ciudad de Osorno y el Vaticano fue uno de los puntos más complejos en los 12 años del papado de Francisco, donde si bien el ambiente en la actualidad es de total calma, se espera que no se repitan en el futuro.