Cumplimos cuatro años como Servicio de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia. Este aniversario nos encuentra en un momento altamente desafiante, en una encrucijada que nos obliga a mirar con honestidad dónde estamos y hacia dónde debemos ir.
El año pasado, por primera vez en la historia de nuestro país, más niños, niñas y adolescentes ingresaron al sistema de protección especializada que los que nacieron. Esta cifra nos duele. Hemos de reconocer que Chile tiene un problema con la violencia hacia sus niños.
Reconocemos como posibles causas del aumento de ingresos: la desigualdad social, la pobreza, el debilitamiento del tejido social, la crisis de salud mental que afecta tanto a niños como a sus cuidadores, la violencia normalizada en todos los espacios. También observamos las fragilidades del sistema: insuficiencia de recursos, desarticulación entre servicios de salud, educación, justicia y protección, condiciones laborales precarias que generan alta rotación de profesionales en los proyectos.
Pero no todo es oscuridad. Hemos logrado algo fundamental: cambiar cómo entendemos el cuidado y la reparación del daño. El nuevo paradigma con que trabajamos deja atrás el enfoque de niños complejos, para adoptar una mirada multidimensional, donde cada niño, niña o adolescente es mirado con relación a sus características, las de su familia y entorno. Tenemos también con la Ley N°21.430 un marco normativo que, aunque perfectible, representa un avance importante.
Estamos actuando con urgencia, con decisión y con humanidad. Todas las y los trabajadores de protección especializada del Servicio y de los Colaboradores Acreditados están entregando lo mejor de sí. Para ellos nuestro reconocimiento y gratitud. Estamos mejor que antes, pero aún nos falta mucho camino por recorrer. Hemos avanzado en la dirección correcta con el nuevo modelo de protección, pero la magnitud del desafío nos obliga a acelerar el paso. Reconocer que hubo o hay falencias no es debilidad. Es un paso fundamental para corregir, ajustar y avanzar con más fuerza.
Pedro Adrians Díaz, director regional del Servicio de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia









