A 100 mil hectáreas podrían llegar los frutales en Osorno

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Especialistas plantean que hay mucho espacio para crecer en cerezos, avellanos, arándanos y frambuesas en el valle central de la provincia. Hoy existen alrededor de 3.500 hectáreas plantadas. Incluso se estudia la opción de cultivar almendros.

Mucha gente se reía. Nos decían que todas las cerezas se nos iban a partir. Empezamos con mucho miedo con dos hectáreas y ahora tenemos 15. Partimos lento, pero luego empezamos a tapar los hoyos de la lechería con la fruta’, relata Christopher Reckmann, quien viene de una familia dedicada a la producción lechera en un campo del sector cruce Los Tambores, en Osorno.

Ya son ocho años en la fruta de este ex-ganadero que se convirtió en pionero al atreverse con este nuevo rubro para la zona. No cree que su proyecto fue arriesgado. ‘Tenemos las variedades apropiadas y las horas de frío que se necesitan. Eso sí, hay que analizar bien, porque se requieren espaldas para aguantar tres a cuatro años en que no se ve un peso y es solo gastar y gastar’, advierte.

En lo que no transa, como consejo a los que quieren integrarse a esta actividad, es que el proyecto debe considerar al menos dos cosas fundamentales: agua y techo para las plantas. ‘He escuchado a asesores decir: ‘No te preocupes del techo, pon doble cantidad de hectáreas’. Pero si lo hacen así, mejor ocupen el dinero en otra cosa, porque lo van a pasar muy mal. El que planta cerezos sí o sí tiene que poner techo’, dice.

Cuenta que, además, la fruta no da tantos problemas diarios como la lechería, y que aunque existen, se concentran en ciertas partes críticas de la temporada. Lo que le deja tiempo para organizarse, e incluso para vacaciones.

No digo que la lechería no sea un buen negocio, pero el campo nuestro es muy chico’, dice.

Reckmann fue uno de los participantes en la mesa redonda con que concluyó el seminario que se preguntó: ‘Osorno: ¿frontera sur de la fruticultura chilena?’, en la reciente edición de SAGO-Fisur, pero más bien el título era una afirmación. Esto, porque quedó claro en la jornada que la provincia de Osorno tiene condiciones agroclimáticas como para transformarse en un gran polo de desarrollo frutícola, y ya lo está probando con cerca de 3.500 hectáreas solo en avellanos y cerezos, según estima Cristián Parra, director de la SAGO, encargado de los temas fruteros, asesor y productor frutícola.

El valle central de Osorno podría llegar a unas 60 mil e incluso 100 mil hectáreas con frutales, porque hay mucho espacio para crecer’, advierte Parra.

MUCHAS OPCIONES

La oportunidad está a la mano y las frutas que llegan a la zona se diversifican. De hecho, la empresa Agromillora, referente mundial del sector viverístico, busca sectores para probar nuevas variedades de almendros, además de su oferta para cerezos y arándanos.

Con sus desarrollos en portainjertos, buscan rentabilizar el campo, con los temas en boga. ‘Muchas plantas por hectárea, pero poca fruta en el árbol, fáciles de podar, de conducir y, lo más importante, rápida entrada en producción… Estos sistemas no pretenden producir más, el punto es producir lo mismo o más, pero a menor costo’, plantea Antonio Fuentes, zonal sur de Agromillora.

Los cerezos hoy son la niña linda del barrio y la zona tiene condiciones y suelos para producir, pero también es un poco caprichosa; por lo tanto, hay que entenderlo y considerar que los años extraordinarios, en un período de 10, probablemente sean unos tres, y dos muy malos, y tres más para entrar en producción, o sea, aterricemos las expectativas’, agrega.

Fuentes destaca que la zona sur tiene la oportunidad de producir fruta de alta calidad, con retornos muy superiores a los cultivos tradicionales, hay suelo y agua disponibles, y una amplia gama de portainjertos, desde los muy vigorosos hasta los más enanizantes. Eso, frente a altos costos de plantación, dependencia de la mano de obra, y baja o nula posibilidad de mecanizar la cosecha.

Frambuesas y arándanos son alternativas ya conocidas en la zona, y se cuenta con agroindustria instalada. Ya se conocen las variedades, demoran dos años en entrar en producción, dice, por lo que podrían ser útiles para financiarse mientras entra en producción el cerezo. La frambuesa, además, tiene opción de ser mecanizada y en la zona central hay ejemplos de grandes plantaciones de 50 hectáreas.

El avellano europeo, plantea, llegó para quedarse. Desde Maule al sur anda muy bien; se ajusta mucho a la idea de rentabilizar un campo triguero o uno ganadero, tiene baja demanda de mano de obra. Tiene la ventaja de que la cosecha, que es un tema crítico, está mecanizada, y además abre la puerta a prestar servicio si se logra la superficie crítica para comprar la máquina’, dice Fuentes.

La máquina, además, sirve eventualmente para cosechar castañas o nueces.

Otra ventaja que tienen son los bajos costos de implementación comparados con las cerezas. Además hay un aumento de la demanda a nivel mundial. Fuentes plantea que están en estudio huertos densos, muy iluminados y de baja altura, que permiten menos uso de energía, agua y otros recursos.

Planteó como novedad para la zona sur la posibilidad que se abre de poner almendros. Este frutal tiene como frontera, por ahora, San Fernando por el sur, ya que florece muy temprano. Pero han desarrollado un portainjerto —cruce de ciruelos— que le quitó mucho vigor a la planta, aporta mucha rusticidad para ponerlo, por ejemplo, en suelos pesados y se planta como si fuera una ligustrina. Y lo mejor, se planta con máquina, se poda con máquina y se cosecha con máquina.

Para determinar qué tan tardía es la floración está en marcha una serie de ensayos, que son al menos un mes tardíos y autofértiles.

Otra opción planteada es el ciruelo D’Agen, que tendría opción en China, ya que podría reemplazar a la cereza para los que no pueden pagarla. ‘Se ve interesante si se considera que en general son bastante rústicos y permiten un manejo no tan complejo como el cerezo, por ejemplo’, resalta Fuentes. Además, es complementario porque se procesa en la misma línea que las cerezas.

Más alternativas podrían estar incluso en nogales, manzanos, castaños, maqui, moras y guindos para jugo con nuevos desarrollos, planteó Fuentes.