Investigadores de Geología de la Universidad Andrés Bello (UNAB) descubrieron un volcán submarino a 86 kilómetros al oeste de Chiloé y a 1.800 metros de profundidad.
Los científicos científicos descubrieron una estructura circular de 1,5 kilómetros de diámetro y un cráter de 450 metros de ancho y 80 de profundidad en las costas de la isla, la que denominaron «Volcán de Lodo de Cucao».
El hallazgo fue liderado por el académico Cristian Rodrigo, junto a Fernanda Ruiz, Nitza Garrido y Ximena Contardo, de la carrera de Geología de la sede de Viña del Mar de la casa de estudios.
Según explicaron, el volcán se ubica sobre una zona donde convergen fuerzas compresivas y de desplazamiento lateral de la corteza terrestre. Su morfología calderiforme, es decir, con flancos en forma de domo y depresiones periféricas, sugiere una historia de múltiples erupciones de lodo y etapas de hundimiento o colapso.
Los investigadores combinaron datos obtenidos en distintas campañas oceanográficas, principalmente durante el crucero CIMAR 24 del Comité Oceanográfico Nacional, a bordo del buque «Cabo de Hornos» de la Armada de Chile, y de los cruceros estadounidenses MV1205 y CEVICHE.
A través de batimetría multihaz, perfiles sísmicos y registros acústicos, los científicos pudieron identificar un reflector sísmico típico de la presencia de hidratos de gas y gas libre bajo el fondo marino, además de señales que indican migración activa de fluidos desde el subsuelo.
El académico Cristián Rodrigo explicó que «este descubrimiento confirma que en el margen chileno existen procesos de liberación de fluidos y gas metano similares a los observados en otras zonas tectónicamente activas del mundo».
El estudio plantea que la formación del volcán de lodo está estrechamente ligada a la tectónica activa del margen chileno y a la desestabilización de hidratos de gas, compuestos que almacenan metano en condiciones de alta presión y bajas temperaturas.
Por ello, su liberación podría tener implicancias tanto para la comprensión del ciclo del carbono en el océano Pacífico como para la evaluación de potenciales riesgos geológicos.
Consultados sobre si la presencia del volcán en las costas de la isla de Chiloé es peligrosa, los especialistas explicaron que «no representa un riesgo directo para la población ni la costa, pero sí constituye una señal geológica relevante que debe ser monitoreada».
Esto, porque estos cráteres submarinos -denominados volcanes de lodo- no expulsan lava ni cenizas, sino mezclas de agua, gas y sedimentos que emergen lentamente desde el subsuelo marino.
Agregaron que «la comparación entre registros de 2012 y 2018 mostró una disminución en la actividad superficial, lo que sugiere que el volcán podría encontrarse en una fase de reposo».
Sin embargo, los geólogos UNAB advirtieron que estos sistemas pueden reactivarse ante variaciones de presión, temperatura o movimientos sísmicos.
«No existe un riesgo inmediato para las comunidades costeras, pero sí es fundamental continuar el monitoreo para comprender su evolución y el papel que cumplen estos procesos en la liberación natural de gases», precisó Cristian Rodrigo.
Fuente: Emol.com