Histórico: la Nasa completa con éxito su misión de arrancar un trozo de un asteroide para traerlo de vuelta a la Tierra

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En la tarde de martes 20 de octubre en Chile, la misión Osiris-Rex de la Nasa, tras un largo viaje de cuatro años, logró descender hasta la rocosa superficie del asteroide Bennu para recolectar muestras de polvo y guijarros y traerlas de retorno a la Tierra, en una compleja operación realizada a 320 millones de kilómetros de la Tierra.

Si bien el año pasado, Japón logró con su sonda Hayabusa2 recoger algo de polvo de otro asteroide, Ryugu, Osiris-Rex recolectará una muestra mucho más grande, de al menos 60 gramos, que espera pueda revelar los componentes originales del Sistema Solar.

La nave espacial, del tamaño de una camioneta grande, atacó la superficie de Bennu, de 490 metros de diámetro, en una operación quirúrgica que por la distancia no puede ser realizada en tiempo real, ya que cualquier señal demora poco menos de 20 segundos en llegar a su destino.

¿Por qué Bennu?

Según la Nasa, Bennu fue elegido porque está convenientemente cerca y por su antigüedad: los científicos calculan que se formó en los primeros 10 millones de años de la historia del sistema solar, hace 4.500 millones de años.

Después que Osiris-Rex alcanzara la roca a fines de 2018, los científicos se sorprendieron al recibir fotografías que mostraban que estaba cubierta de guijarros y cantos rodados, a veces de 30 metros de altura.

Desde entonces, mapearon el asteroide a una resolución de centímetros y eligieron el sitio de aterrizaje menos riesgoso: se llama Cráter Nightingale, de 25 metros de ancho, con una zona objetivo de ocho metros de diámetro dispuesta para el acercamiento.

Dificultad

La operación se dividió en varias fases de alta complejidad. Primero, disparar sus propulsores para alinearse con el lado correcto del asteroide a una distancia de solo 100 metros, una segunda maniobra hizo girar la sonda hacia la superficie para descender a 50 metros. Y la última, a 10 centímetros por segundo. Luego, a cinco metros sobre el suelo, un sistema automático a bordo era capaz de cancelar la operación si detectaba rocas demasiado grandes en el punto de contacto. Éste se realizó cerca de las 19:15 horas de Chile, y la recolección se hizo según lo planeado, gracias a un brazo robótico de tres metros.

Según explica la Nasa, los datos indican que se contactó con éxito la superficie y se disparó una ráfaga de gas nitrógeno. El gas debería haber levantado polvo y guijarros en la superficie de Bennu, para ser capturados en el cabezal de recolección de muestras. Los ingenieros de OSIRIS-REx también confirmaron que poco después que la nave espacial hiciera contacto con la superficie, encendió sus propulsores y se alejó de manera segura.

“Esta asombrosa primicia para la Nasa demuestra cómo un equipo increíble de todo el país se unió y perseveró a través de desafíos increíbles para expandir los límites del conocimiento”, dijo el administrador de la Nasa Jim Bridenstine. “Nuestros socios industriales, académicos e internacionales han hecho posible tener en nuestras manos una pieza del Sistema Solar más antiguo”.

“Fue una hazaña increíble, y hoy hemos avanzado tanto en la ciencia como en la ingeniería y nuestras perspectivas de futuras misiones para estudiar a estos misteriosos narradores antiguos del sistema solar”, afirmó Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la Nasa. “Un pedazo de roca primordial que ha sido testigo de toda la historia de nuestro sistema solar puede estar ahora listo para regresar a casa para generaciones de descubrimientos científicos, y no podemos esperar a ver qué viene después”.

“Después de más de una década de planificación, el equipo está encantado con el éxito del intento de muestreo de hoy”, indicó Dante Lauretta, investigador principal de OSIRIS-REx en la Universidad de Arizona en Tucson. “A pesar que tenemos algo de trabajo por delante para determinar el resultado del evento, el contacto exitoso, el disparo de gas TAGSAM y el alejamiento de Bennu son logros importantes para el equipo. Espero analizar los datos para determinar la masa de muestra recolectada”.

En las próximas horas, los datos recogidos por la sonda serán enviados a la Tierra, evaluando en una semana si las muestras son suficientes para dar la misión como finalizada por completo. De ser así, la nave iniciará su viaje de regreso a la Tierra en marzo de 2021. De lo contrario, se prepararán para otro intento el 12 de enero.

En cuanto a los arribos de las naves, la sonda japonesa Hayabusa2 arribará a la Tierra el 6 de diciembre próximo, mientras que la nave de la Nasa lo hará en septiembre de 2023.

Fuente: La Tercera

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