No es Madeleine McCann: Prueba de ADN fue clave

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Volvió a estremecer, pero también a generar esperanza al mundo cuando dijo que ella podía ser Madeleine McCann, la pequeña niña cuya desaparición continúa siendo un misterio que, tras 16 años, nadie ha podido resolver.

Julia Wendell, la joven polaca de 21 años, dijo que no recordaba gran parte de su infancia y que su familia no había querido aclararle las dudas que tenía sobre ella. Además, afirmó que presentaba muchas similitudes con la niña: el pelo rubio, el raro defecto ocular en el ojo derecho, los lunares en las piernas, la risa y los hoyuelos.

Pero la prueba definitiva era la de ADN. Después de lograr ponerse en contacto con la familia de la desaparecida, la joven consiguió que se hicieran la prueba juntos. Y los resultados, que podrían cerrar el caso de la desaparición de la niña, han sido publicados.

Los padres de Julia Wendell refutaron todo lo que su hija decía e incluso dijeron que se trataba solo de “mentiras y manipulación”. Estaban seguros de que ella estaba inventando todo y que era imposible que fuese la niña británica desaparecida.

El suspenso, que comenzó tras su primera declaración y se extendió por varios meses, llegó a su fin. Los resultados del test de ADN arrojaron que Julia Wendell no es Madeleine McCann, la niña británica que desapareció de su cama en mayo de 2007, en Portugal.

La prueba también confirmó que la joven es de Polonia, tal y como sus padres lo habían dicho, y que tenía algo de herencia lituana y romana. En cambio, la verdadera McCann es de Leicester, Reino Unido.

“Para nosotros como familia es obvio que Julia es nuestra hija, nieta, hermana, prima y sobrina. Tenemos recuerdos, tenemos fotos. Julia también tiene estas fotos, porque las tomó de la casa familiar con el acta de nacimiento, así como numerosas altas hospitalarias”, dijo la familia Wendell en un comunicado que publicó Daily Mail.

“Le hemos pedido que se detenga (…) Ella rechaza el tratamiento, no toma medicamentos regularmente. Tampoco aprovechó la posibilidad de tratamiento en un muy buen centro de Polonia, que accedió a aceptarla”, concluyeron.

Otra sospecha de que lo que decía la joven Wendell podía ser mentira era que la niña, a la fecha, tendría 19 años, en cambio la polaca tiene 21.

Fuente: La Tercera