Chile escaló dos posiciones y se ubicó en el lugar 28° entre los 36 países medidos en el Índice de Competitividad Fiscal Internacional 2025, una clasificación realizada por la Tax Foundation que compara cada año las políticas tributarias de los estados miembros de la OCDE, evaluando en total más de 40 variables para determinar cuáles adhieren a dos aspectos claves de una política fiscal: competitividad y neutralidad.
En su edición 2025, Estonia volvió a encabezar el ranking por duodécimo año consecutivo, gracias a un modelo simple y favorable a la inversión que sigue siendo un referente mundial en materia de impuestos. Le siguen Letonia, Nueva Zelanda, Suiza y Lituania, que también mantienen sus mismas ubicaciones que la clasificación de un año atrás. El mayor ascenso fue para Australia, que subió dos puestos y ahora está undécimó. Las caídas más fuertes fueron las de Finlandia y Polonia, que cayeron seis lugares y ahora están 18° y 29°, respectivamente.
De acuerdo a quienes elaboran el índice, la forma en que un país diseña su sistema tributario puede marcar una gran diferencia en su desempeño económico. Un código de impuestos claro y bien estructurado facilitaría el cumplimiento para los contribuyentes, y también puede impulsar la inversión, el empleo y el crecimiento, al tiempo que garantizaría los ingresos necesarios para financiar las prioridades del Estado. En cambio, un sistema complejo o poco eficiente puede desalentar la actividad económica y afectar la competitividad.
Fuente: Emol.com