Expertos internacionales concluyen que biotecnología puede ser clave para fortalecer la seguridad alimentaria en Chile

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En webinar organizado por ChileBio, expusieron referentes en la materia de Cuba y Brasil, destacando como en ambos países el Estado tomó una opción por el mejoramiento genético vegetal mediante herramientas biotecnológicas.
“En Chile veo que existe un potencial interesante para usar el mejoramiento genético vegetal mediante técnicas biotecnológicas especialmente en peces y por supuesto en las frutas”, afirmó el investigador senior de la Empresa Estatal Brasileña de Investigación Agropecuaria Embrapa, el Dr. Francisco Aragao, durante el webinar sobre “el rol de la biotecnología vegetal para fortalecer la seguridad y la soberanía alimentaria”, que realizó ChileBio el jueves último.
De acuerdo a lo indicado por el Dr. Aragao, En Estados Unidos la biotecnología vegetal comenzó con una fruta: la papaya transgénica, con el fin de proteger la producción de papaya en Hawaii y que estaba en riesgo. “¿Entonces? Es interesante pensar en los productos locales para encontrar soluciones locales, variedades locales, adaptadas a los desafíos locales. Chile tiene la posibilidad de avanzar en esa línea en frutas”, afirmó el científico, quien lideró el equipo que desarrolló el poroto transgénico que combate una enfermedad viral, y que ya se comercializa en supermercados de todo Brasil, tras recibir todas las aprobaciones correspondientes.
Junto a él expuso también su homólogo en Cuba, el Dr. Mario Pablo Estrada, director de Investigaciones Agropecuarias del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana (CIGB), quien puso especial énfasis en la importancia de pensar en las necesidades de los propios países y derribar los prejuicios respecto de la biotecnología vegetal, especialmente respecto de la transgenia. “La transgenia inicialmente surgió en países industrializados, desarrollada por grandes empresas para solucionar problema que tenían esos países. Pero, las empresas que después comenzaron a trabajar con biotecnología, fueron distintas, en diversos países y pensando en necesidades locales. Si condenamos la tecnología por los intereses de los países, nunca nos desarrollamos nosotros”, opinó el Dr. Estrada y destacó el caso del poroto que ha desarrollado Embrapa en Brasil. “Es un ejemplo de lo buena que puede ser la tecnología en resolver nuestros problemas. El poroto es clave en la nutrición de los habitantes de nuestros países sí. Y por eso Brasil desarrolló ese producto. Por eso Cuba está trabajando también el poroto, porque es base de la alimentación de nuestro país. Así, nuestra tecnología va a beneficiar a nuestra nutrición, a nuestro pueblo y a nuestras empresas y nuestros productores “, ejemplificó.
Por su parte el Dr. Aragao agregó que en estos casos la tecnología es puesta en manos de los productores locales sin distinción, sean pequeños, medianos y grandes. “La tecnología está siendo adoptada por todos con entusiasmo, pero mientras más pequeños, más gravitante para esos agricultores y sus familias es el impacto de la mejora en productividad, ingresos y sostenibilidad que implica”.