Existe una manera fácil de comprobar el lugar en donde está el poder: quién dicta lo políticamente correcto.
Christian Arntz Mac-Evoy
Presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.
Le preguntaron a Jaggi Vasudev, uno de los místicos más influyentes de la actualidad, conocido simplemente como Sadhguru, acerca de la dicotomía entre la espiritualidad y el consumo de carne animal. Su respuesta sorprendió a la audiencia: “cualquier cosa que te comas, sea una planta o un animal, sigue siendo violencia (…) De he hecho, hay suficiente evidencia para mostrar que las plantas gritan (…) Entonces, si arrancas una fruta o una verdura o cortas un animal y comes, todo es cruel, (…) Como vida tenemos derecho a nutrirnos, porque así es el ciclo alimentario en el mundo (…) es sólo que debemos hacerlo con cierta sensibilidad”.
Intereses claramente identificables han buscado gravar con el sentimiento de la culpa cada movimiento de los seres humanos, partiendo por la más elemental de sus necesidades: la alimentación. De nada parece servir que se demuestre empíricamente que los humanos fueron superdepredadores durante unos dos millones de años y que sólo la extinción de animales más grandes (megafauna) y el declive de las fuentes de alimentos para animales hacia el final de la edad de piedra, nos llevaron a aumentar gradualmente el elemento vegetal, hasta que finalmente no hubo más remedio que domesticar plantas y animales y nos convertimos en agricultores.
Los agricultores, por lo tanto, somos la respuesta evolutiva de la vida en sociedad, derivada de la carencia de nuestra principal fuente de alimentos: los grandes animales. Todos los artilugios comerciales y generación de una falsa conciencia que nace de una deformación de lo que son los ciclos naturales y qué es la vida, ha derivado en un sentimiento donde los seres humanos buscan eliminarse a sí mismos de la ecuación que genera el equilibrio en la vida, olvidando que el ciclo está compuesto por una destrucción, transformación y creación constante.
Existe una manera fácil de comprobar el lugar en donde está el poder: quién dicta lo políticamente correcto. Las reglas basadas en seudo ciencia que proliferan y penetran la conciencia de las nuevas generaciones nacen de mega corporaciones que ven en los cambios de la alimentación natural una oportunidad de negocio, en una verdadera dictadura de la emocionalidad.
Esta “nueva conciencia” que surge de evidencia manipulada y se manifiesta en diversos ámbitos atenta contra la evolución que permitió entre otras cosas el surgimiento de la agricultura. Es hora de volver a educarnos y salir de esta emocionalidad que nubla la razón.