Los positivos indicadores en las regiones de Aysén y Los Ríos respecto al avance del covid-19, impulsaron al Ministerio de Salud a dar el primer paso para desconfinar desde que el coronavirus llevó al país en marzo a un estado de catástrofe.
El plan comenzó a concretarse a partir del pasado lunes 13 de julio, con el levantamiento parcial de 22 medidas restrictivas -manteniendo toque de queda y cordón sanitario-. Entre ellas, una de las que más causó expectación fue la de permitir la reapertura de restaurantes y cafés, eso sí, bajo estrictos protocolos sanitarios y dejándolos operar solo con el 25% de su capacidad.
A cinco días de iniciado el proceso, el sector gastronómico advierte una tibia vuelta a la actividad: en Aysén han abierto solo ocho locales en toda la región, y en el caso de Los Ríos, menos del 30% de un universo de 600 recintos.
Las razones, apuntan, tienen que ver sobre todo con el aforo del 25%, lo que hace «a muchos» inviable la reapertura, a lo que se suma la incertidumbre de qué tan efectivo será el desconfinamiento y una falta de coordinación con la autoridad al momento de informar.
Máximo Picallo, presidente de la Asociación Chilena de Gastronomía, en conversación con Emol valoró «la opción de poder reaperturar los restaurantes», pero mostró sus reparos respecto a que en esta reapertura se haya impuesto «un aforo máximo de 25%», lo que, aseguró, no estaba considerado dentro del protocolo que el sector gastronómico había trabajado con el Ministerio de Economía.
«Eso nos parece que de alguna manera hace inviable comercialmente la apertura. Hubo muchos negocios que decidieron no abrir con ese aforo, no les da ni para pagar los sueldos. Creemos que ese es un tema que se debe evaluar (…). El 25% es inviable económicamente, nunca estuvo en los protocolos, fue una sorpresa», aseguró.
Según Picallo, «eso del 25% es regresivo, es peor para los más chicos que para los más grandes». Por ejemplo, expuso, un local con 100 mesas pueda operar con 25 mesas, y convocando al 25% de sus empleados el negocio puede funcionar. Pero un pequeño café de 6 mesas con este aforo solo puede operar 1,5. «No le da», enfatizó.
También dijo que otro problema que han presentado los dueños de restaurantes y cafés dice relación con los precios de los productos que hay que implementar para cumplir con los protocolos, «como el alcohol gel o los acrílicos para las cajas. Los precios son muy superiores a lo que serían en tiempos normales, entonces no hay caja para invertir a veces en materias primas para echar a andar el negocio. Eso ha sido un problema, estamos sin caja, ni siquiera para las medidas más básicas». Por ello, pidió «medidas económicas especiales» para apoyar al sector.
Por su parte, Gerardo Guzmán, presidente de la Cámara de Comercio de Coyhaique, si bien también agradeció el «tremendo avance» al desconfinar, criticó la «tremenda descoordinación» para informar aquello.
«Nos pillaron a todos desprevenidos. Obviamente el tema de los protocolos se venía conversando hace rato, pero efectivamente fue una decisión muy abrupta, o sea, la gente recién está viendo cómo va a implementar los protocolos, hay un montón de inversión que hay que generar».
Por eso afirmó que «no ha habido para nada una reapertura general de restaurantes, no están preparados», agregando que los que sí lo han hecho «lo están haciendo a modo de ejemplo. Todavía es todo muy incierto». De hecho, indicó que el aforo del 25 % es uno de los motivos que han llevado a que «muchos locales» en la ciudad decidieran aplazar su reapertura.
«No todos están dispuestos a ser la punta de lanza de este ‘experimento primario’ que somos en la región. Mucha gente lo toma con resguardo el tema y espera a ver qué sucede. Hay restaurantes que dicen ‘si estoy hasta el cuello, prefiero hundirme hasta las orejas o los ojos, pero abrir en un mes más'», comentó.
Asimismo, otra complicación, apuntó Guzmán, tienen que ver con la información personal que deben entregar los clientes al momento de ingresar a un local para establecer una trazabilidad en el caso de que se presente un caso de covid-19.
«Vas a tener que dar tu nombre, rut, dirección, contacto telefónico y correo. Vas a tener muchos clientes que no van a querer dar datos, y si llegan a fiscalizar y la autoridad encuentra que una mesa no está inscrita en el libro de ingresos, correspondería una clausura automática», señaló.
En tanto, el gerente de la Cámara de Comercio de Valdivia, Walter Marcos, sostuvo que el anuncio de permitir abrir a los locales con un 25% de su capacidad no fue visto como algo «tan exagerado», ya que se deben resguardar las condiciones sanitarias en este proceso, pero sí ha generado -junto a la dificultad para cumplir con otros protocolos y la golpeada situación financiera de varios en el sector- que «la apertura no ha sido masiva como alguien pudo entender en algún momento».
«En el centro de Valdivia veo que hay tres locales abiertos -de una cantidad mucho más importante- y en otros sectores de la ciudad, camino a la costa abrió el restaurante de la cervecería Kunstmann, pero no hay una mayoría de locales abiertos. Muchos han dicho que se van a tomar su tiempo para ir estudiando las medidas para abrir y ver si es que efectivamente los números le dan», dijo.
Y es que, con las condiciones actuales, expuso que es «mucho más fácil para los locales seguir haciendo delivery que abrir una cocina 100% con atención de personal. Los costos que tienen estos locales no les da con el nivel de flotación; no van a tener utilidades y no les va a alcanzar para pagar personal (…). Hay algunos que para tener 25% les significa tener una mesa o dos mesas con cuatro personas».
¿Temor a un rebrote?
Ante el temor de un posible rebrote que lleve a confinar nuevamente la zona, por tanto, volver al cierre de los restaurantes y cafés, Marcos expuso hay locales utilizando estrategias para evitar que un golpe así sea demasiado duro, como trabajar con la misma dotación con la que repartían delivery, ya que para operar con un 25% «no requieren muchas más personas».
De todas formas, recalcó la importancia de trabajar con «profesionalismo» para ayudar a evitar una vuelta masiva de contagios. «Hay que seguir siendo lo más cuidadosos posible. No queremos hacer las cosas de forma apresurada, sino que pedimos hacer las cosas como se están haciendo. Creo que se está haciendo bien. Esta es una buena forma de poder tomar el ritmo de los negocios y ver que los protocolos sean adecuados», subrayó.
Guzmán, de la Cámara de Comercio de Coyhaique, aseguró que el golpe de un nuevo confinamiento podría ser «enorme», por lo que recalcó la necesidad de que «si viene un rebrote y nos vuelven a cerrar el negocio, efectivamente vamos a poder tener una suspensión laboral de nuestros trabajadores (…). No está claro si se puede volver a hacer suspensión laboral».
Mientras que Picallo comentó que «la esperanza que esas regiones que habían tenido un buen comportamiento sigan manteniendo ese comportamiento. Hoy día siguen manteniendo barreras sanitarias», y añadió «si efectivamente no somos capaces como país de controlar esta situación de la pandemia, no vamos a estar un año o un año y medio encerrados hasta que aparezca una vacuna».
«Creo que hay que empezar a buscar alternativas en que todos tomemos conciencia de que nos debemos cuidar», concluyó.
Fuente: Emol