Desafíos para una nueva democracia

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Uno de los anuncios que más llamó la atención en la exposición de promesas por sobre rendición de cuenta pública del Presidente Piñera fue la disminución de parlamentarios mediante una reforma constitucional, además de restringir las reelecciones en parlamentarios y alcaldes, anuncio que “dará mayor limpieza y oxigenación a la política” según lo afirma el mismo Piñera.

Cuando se llevó a cabo la reforma al sistema binominal, se buscó tener mayor representatividad ideológica en el poder legislativo, sin embargo quienes la componen en el día de hoy, al menos en un 70% pertenecen o a la antigua Concertación o a la antigua Alianza por Chile, generando en las fracciones, binominalidad y concentración de poder entre derecha y centro izquierda. ¿Cómo se explica esto?

Es simple, cuando se elimina el sistema binominal en manos del Gobierno de Michelle Bachelet, toda la ciudadanía pensaba que poco menos nacería un tercer o cuarto poder político y con sentido más ciudadano, sin embargo el sistema implantado no fue el adecuado. Chile necesita hoy un sistema mayoritario, así de simple, el que saca más votos en la urna es quien gana.

Hoy tenemos parlamentarios que no da el caso nombrar (es cosa de revisar en la web del SERVEL) que salieron electos con menos del 5% de las votaciones en sus respectivos distritos, algunos con el 1%, otros “arrastrados” por primeras mayorías en sus listas, generando esta mediocridad eleccionaria que entrega mérito electoral a quien simplemente no lo tiene y dejando en el camino a quienes sí tenían los votos para sentarse en el Congreso Nacional.

Si el presidente Piñera dice estar acorde a la agenda de desarrollo y competitividad a nivel mundial y con el liderazgo económico y de crecimiento a nivel latinoamericano, debe considerar cambios profundos que el territorio nacional ha evidenciado desde el retorno de la democracia.

Uno de ellos es la gran crisis de representatividad y de participación social y política. Desde el año 2012 que en Chile existe la inscripción automática y el voto voluntario lo cual ha costado carísimo para el poder político en validarse porcentualmente ante la tasa de participación real en las urnas, osea, no significa que hoy en día nos falten alternativas para elegir, sino más bien, el chileno promedio no tiene la iniciativa cívica de ir a votar.

Le sugiero al Presidente Piñera que evalúe en términos de economía de estado y de costo fiscal contar a mediano plazo con un Parlamento Unicameral, con no más de 4 representantes por región y que por regla estricta mediante reforma constitucional esté prohibido aumentar sus asignaciones y dieta parlamentaria, con un sueldo no superior a los 4 millones de pesos.

En todo el mundo, hay 110 países unicamerales, entre los que destacan China, Perú, Dinamarca, Finlandia, Bulgaria, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Ecuador, Portugal y Suecia entre otros.

Los desafíos para una nueva y oxigenada democracia apuntan a que la distribución de recursos fiscales sea equitativa y con visión de futuro, tomando como tarea principal la educación y su inversión en contenidos, incorporando elementos más primermundistas en el aula, sistema de evaluación más evolucionado, y con asignaturas íntegras que no formen ciudadanos dependientes en el mundo laboral.

Vemos que el gobierno por más buenas intenciones que pueda pretender en algunas materias, preparó un paquete de ofertones políticos, más que rendir cuenta al país de lo realizado, por sobre lo que va a realizar.

Escrito por: Antonio Santana Ramirez

Periodista UACh, Diplom. Comunicación Estratégica

Diplom. Gobierno y Gestión Pública