La U ganó la final del mundo

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Nada es fácil para esta Universidad de Chile. Más en las circunstancias que la acomplejan. Por lo mismo, vencer a Iquique era trascendental. La primera de las siete finales. Sufriendo, sudando, pero ganaron. Un 2-1 que sirve para alimentar el objetivo de la permanencia para la U.

El inicio de los azules fue trepidante, haciendo pensar que la faena, por fin, sería tranquila. Pasaron apenas tres minutos y Marcos Riquelme, el mismo del gol de la clasificación a semifinales de la Copa Chile, abre la cuenta con un cabezazo. Un equipo corto y con delanteros que iban al sacrificio tenían a la U haciendo una buena presentación. Iquique, que apostó por tres centrales y doble nueve arriba, entró desenfocado, como si los nervios propios de la lucha por salir de abajo les vencía.

El problema de los laicos fue que el gol les hizo mal. La ventaja tan temprana hizo, quizás inconscientemente, que retrocedieran, perdiendo la intensidad que pusieron inicialmente. A la media hora de partido, los celestes tenían a los azules arrinconados en su terreno, más allá de que fuese sin pulcritud. Hay ejemplos de sobra, en el año, de partidos de la U en los que comienzan ganando pero se complican.

Tal cual. En los 33’, Matías Donoso encuentra el empate con un potente tiro libre. La jugada tiene dos errores fundamentales en contra del local. Primero: el balón pasa por la barrera. Segundo: la pésima respuesta de Johnny Herrera. Con el empate, se multiplicaron los nervios en las tribunas. Era que no.

El complemento empezó igual que la primera parte, con una U que se hacía protagonista. Al otro lado, Jaime Vera cambió el 3-4-1-2 por un 4-4-2, para ganar más orden. Pero la expulsión de Blázquez le complicó los planes al Pillo. Con uno menos, Iquique reforzó su labor en la retaguardia, dejando solo arriba a Donoso. No tenía otra alternativa. El equipo del chuncho se fue hacia arriba con más ganas que otra cosa.

En la parte final del juego, el arquero Sebastián Pérez era el sostén de la visita, con un par de tapadas notables. El impulso de Leonardo Fernández acarreaba a los azules, que luchaban contra la neura y el paso de los minutos. Esta vez, la suerte estuvo de su lado. A seis del final, un remate de Martínez (sustituto de Espinoza) se desvía en Zenteno y derrota a Pérez. Catarsis en el Nacional. Gritos al cielo. Alivio gigante.

Los estudiantiles salen de la zona de descenso por diferencia de gol.

Fuente: La Tercera

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