Universidad Católica es líder del campeonato nacional con 24 puntos. En solitario, por ahora, a la espera de lo que pase con Universidad de Chile en el Superclásico de Colo Colo. Esa es la conclusión que tiene más contento a los cruzados -tal como lo señala La Tercera– y siempre tan pragmáticos, tan contenidos, tan mezquinos por momentos… pero al final de cuentas, ganadores. O’Higgins sufrió con la fórmula del equipo de Beñat San José y sufrió una derrota por la mínima en Rancagua.
Ese estilo tacaño que ha caracterizado a los de la franja tiene un plan común. Si se encuentra con el primer gol, como ha sido en casi todos sus partidos del torneo, la UC no tiene ningún complejo en retroceder. Replegarse hasta ser irritante por momentos, apostando todo al orden, a la disciplina defensiva y a una salida rápida que esta vez casi no se vio.
Mucho empeño, mucha prudencia, poca creatividad e inspiración. Suficiente, eso sí, para dar cuenta de un O’Higgins que tuvo mucho la pelota, que la hizo circular, pero sin la capacidad de profundizar como exigía el partido. El gol de penal anota por Aued, a los 9′, marcó el resto del compromiso. Ya está dicho, Católica tomó resguardos y los celestes atacaron infructuosamente.
La salida por lesión de Nicolás Oroz, en la segunda mitad, complicó todavía el juego de los rancagüinos, que alcanzaron a festejar un gol, anulado por el árbitro Francisco Gilabert a los 82′, debido a una discutible posición de adelanto de Pablo Calandria. El argentino no estaba fuera de juego, pero lo cierto es que el inicio de la jugada partió con un centro que encontró en posición ilícita a Mazzola. No quedó claro a quién se le cobró la infracción.
Ganó la UC. Sólida en los puntos y los triunfos. En deuda con el juego. Esa será la tónica cruzada en el campeonato nacional. A eso, aparentemente, habrá que acostumbrarse a la hora de evaluar al conjunto de Beñat San José.