Lanzan programa de reciclaje de colchones que valoriza el 50% de sus materiales iniciales

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Cada año, millones de colchones son desechados en todo el mundo -en Estados Unidos entre 20 y 40 millones- lo que representa una evidente carga para los vertederos. Y es que los colchones pueden ocupar hasta el 5% del espacio total de los rellenos sanitarios debido a su tamaño y volumen.

Es una realidad. “Los colchones usados generan un perjuicio ambiental mayor a la mayoría del resto de los residuos. No pueden ser retirados en el camión recolector que pasa por fuera de las casas, lo que hace que al ser tan voluminosos su transporte es muy ineficiente (mayor huella de carbono) y tienen un alto porcentaje de materias primas que no están siendo recuperadas”, asegura Eduardo Blanco, gerente general de REMAP.

Sin embargo, a pesar de ser un problema transversal, en la región de Los Lagos se da un caso especial debido a que la industria del salmón es una gran generadora de colchones usados, principalmente por la cantidad de personal que duerme en los pontones (pequeñas cuidades flotantes) sumado a la humedad y el vaivén de estas estructuras, por lo que deben ser cambiados más seguidos de lo habitual. 

Es por esto que la primera planta de pretratamiento de residuos en la región, Remap, que también recibe residuos industriales que no fueron segregados en origen, lanzó su programa de reciclaje de colchones en su planta ubicada entre Puerto Montt y Puerto Varas. Aquí los abren, recuperan el metal de los alambres y la madera de las bases valorizando aproximadamente el 50%. Lo restante -espuma y textiles-, se compacta reduciendo en un 90% su volumen, lo que permite alargar la vida de los rellenos sanitarios.

Reciclar un solo colchón puede ahorrar hasta 0.1 toneladas de CO2 y entendiéndose que Los Lagos tiene un déficit actual de rellenos sanitarios, es de suma relevancia por el costo y la huella de carbono que esto involucra. 

Según Blanco, “recuperar el 50% de sus materias primas y disminuir el 90% de su volumen aporta de manera directa a disponer menos residuos en relleno sanitario y, lo que se tenga que disponer, a disminuir considerablemente su volumen para ampliar la vida útil de estos rellenos. Esta iniciativa es un impulso directo al corazón de la gestión de estos residuos voluminosos, que están en todas las casas de nuestra región”.

Y agrega que quienes más padecen de los problemas que causan los colchones usados, son las municipalidades, ya que deben poner contenedores especiales para que la gente los deposite para posteriormente ser llevados a relleno sanitario.

“También se crean vertederos ilegales, donde la gente, al ver la dificultad de deshacerse de este residuo voluminoso, los tira en cualquier parte. Los colchones usados son un residuo particularmente difícil de gestionar para lo cual REMAP tiene una solución concreta que ya está operando”, concluye el ejecutivo.