Monseñor Caro en la hora del adiós: «He tratado de servir de la mejor forma posible a todos»

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El arzobispo de Puerto Montt, Monseñor Cristián Caro, reaccionó a través de un comunicado publicado en la página web del Arzobispado de Puerto Montt, a la decisión del Papa Francisco de aceptar su renuncia al cargo, tras cumplir el límite de edad de 75 años.

1. Estando en Santiago para la reunión mensual de la Comisión Nacional de Catequesis, se ha dado a conocer la aceptación, por parte del Papa Francisco, de la renuncia que presenté, por razones de límite de edad, en febrero de 2018. Al mismo tiempo, el Santo Padre ha designado Administrador Apostólico de Puerto Montt al R.P. Ricardo Basilio Morales Galindo, O. de M., hasta ahora Provincial de la Orden de la Merced.

2. Naturalmente que acepto con fe la decisión del Pastor universal, la cual llega en un momento crítico de la Iglesia en Chile, por la pérdida de la fuerza profética de la evangelización y la “cultura del abuso y el encubrimiento” (palabras del Papa) que ha causado daños a muchas personas y ha debilitado la credibilidad de la Iglesia. Pero, la crisis es también la oportunidad de volvernos más decididamente al Señor Jesucristo y contribuir –junto con toda la sociedad- a crear una “cultura del cuidado y la protección”. Los bautizados estamos llamados a edificar una Iglesia más “Pueblo de Dios”, es decir más comunitaria, participativa y sinodal. El Espíritu Santo y los tiempos nos piden “caminar juntos”, pastores y laicos, desde la vocación de cada uno, para formar una “Iglesia que escucha, anuncia, sirve y celebra”.

3. Cuesta dejar una tarea de 17 años, especialmente en el momento presente en que estamos empeñados, con todas nuestras fuerzas, en llevar a la práctica las Directrices del III Sínodo arquidiocesano (2012-2016), y las actividades del Congreso Eucarístico Nacional que tuvo un prometedor inicio diocesano con la Procesión de Corpus Christi el pasado sábado 2 de junio, en la plaza de Puerto Montt y la S. Misa en la Catedral. También hemos dedicado energía en la formación de los candidatos al Diaconado permanente, de los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, de los agentes pastorales laicos (en las áreas de catequesis, pastoral de salud, familia y otras). Nos interpela la pastoral juvenil-vocacional y la pastoral presbiteral. La labor educativa es prioritaria y hay necesidad de nuevas parroquias y de reparar infraestructuras. Pienso que todo este esfuerzo pastoral, social y material debe continuar y mejorar.

4. Agradezco a Dios nuestro Padre, cuya ayuda he sentido, y aprovecho de agradecer de corazón a todos los que han colaborado con mi servicio episcopal, desde la oración de las religiosas contemplativas, la fe y apoyo de la gente sencilla, la leal ayuda del personal del arzobispado, la colaboración y el trabajo sacrificado del clero, el testimonio de la vida religiosa y la generosidad de muchos laicos que han aportado su amistad, su competencia profesional, su amor a la Iglesia y a la gente, en los distintos consejos, directorios y fundaciones del arzobispado.

5. Pido a todos los fieles y al personal consagrado acoger con fe, esperanza y amor al Administrador Apostólico que el Papa ha designado. Yo le ofreceré mi oración y toda la colaboración necesaria para asumir la nueva misión que el Señor y la Iglesia le encomiendan.

6. Manifiesto delante de Dios Nuestro Señor que he tratado de servir de la mejor forma posible a todos, y pido perdón por mis omisiones o a aquellos que tal vez no se sintieron tomados en cuenta o tengan algo que reprochar.

7. Una vez entregada la arquidiócesis al nuevo pastor regresaré a Santiago, mi ciudad natal, donde tengo mi familia, donde ejercí como sacerdote durante 18 años y como obispo auxiliar por 10 años. Allí me pondré a disposición del arzobispo de Santiago para servir en lo que sea útil.

8. Les ruego rezar por mí al Buen Pastor Jesucristo y a la Santísima Virgen del Carmen, patrona de Chile y de la arquidiócesis de Puerto Montt, y yo me comprometo a interceder siempre por esta querida Iglesia particular. Espero que mis restos mortales puedan quedar en el mausoleo de la Catedral, cuando el Señor me llame a dar cuenta de mi vida.

Les entrego mi afecto y bendición

+Cristián Caro Cordero
Arzobispo emérito de Puerto Montt