¿Cómo puede considerarse al presidente socialista Lagos como un neoliberal, por ejemplo, o cómo puede sostenerse que la primera administración de Piñera haya implementado políticas regresivas en desmedro del pueblo, cuando a lo largo de estas tres décadas tanto los gobiernos de izquierda como los de derecha lograron que Chile creciera y que la riqueza se multiplicara entre las clases medias? La respuesta es la campaña de desprestigio generada por la extrema izquierda, esa de la que forma parte el Partido Comunista chileno, y que no cree ni en las virtudes de la democracia representativa como forma de gobierno ni en la economía de mercado como mejor forma de generar riquezas. Es una campaña que caló hondo en unas nuevas generaciones cuyas expectativas de mejoras económicas y sociales se han visto frustradas, y que calza muy bien con el dogmatismo ciego de una generación de viejos izquierdistas que siguen creyendo que hay que hacer la revolución socialista como en tiempos de Allende.
En esta visión de las cosas, se insiste en que fueron tres décadas que traicionaron al pueblo, instalaron el neoliberalismo, profundizaron las desigualdades sociales y sumieron a las clases medias y populares chilenas en procesos de endeudamientos financieros y angustias en sus expectativas que, naturalmente, estaban llamados a terminar en estallidos de violencias inauditas. A partir de este diagnóstico, Chile se embarcó en cambios institucionales relevantes, al punto de votar por una convención constituyente que tendrá la tarea de redactar una nueva Constitución que sustituya la aprobada en 1980 (en plena dictadura de Pinochet).
La tragedia chilena es que la convención constituyente no parece querer fijar una Constitución moderna, liberal en lo político y que potencie la economía de mercado. Y que la elección presidencial parece conducir hacia una polarización extrema que tampoco ayudará a reencontrar un camino de paz social con crecimiento económico vigoroso.
Hay que prestar atención a la tragedia chilena que está ocurriendo en vivo y en directo. Infelizmente, es un espejo que refleja una realidad política de la cual hay que alejarse radicalmente si queremos buscar el bienestar y la prosperidad de nuestro país.Inicio Informando Primero El desolador análisis del principal diario uruguayo : «La Tragedia Chilena»
El desolador análisis del principal diario uruguayo : «La Tragedia Chilena»
¿Cómo puede considerarse al presidente socialista Lagos como un neoliberal, por ejemplo, o cómo puede sostenerse que la primera administración de Piñera haya implementado políticas regresivas en desmedro del pueblo, cuando a lo largo de estas tres décadas tanto los gobiernos de izquierda como los de derecha lograron que Chile creciera y que la riqueza se multiplicara entre las clases medias? La respuesta es la campaña de desprestigio generada por la extrema izquierda, esa de la que forma parte el Partido Comunista chileno, y que no cree ni en las virtudes de la democracia representativa como forma de gobierno ni en la economía de mercado como mejor forma de generar riquezas. Es una campaña que caló hondo en unas nuevas generaciones cuyas expectativas de mejoras económicas y sociales se han visto frustradas, y que calza muy bien con el dogmatismo ciego de una generación de viejos izquierdistas que siguen creyendo que hay que hacer la revolución socialista como en tiempos de Allende.
En esta visión de las cosas, se insiste en que fueron tres décadas que traicionaron al pueblo, instalaron el neoliberalismo, profundizaron las desigualdades sociales y sumieron a las clases medias y populares chilenas en procesos de endeudamientos financieros y angustias en sus expectativas que, naturalmente, estaban llamados a terminar en estallidos de violencias inauditas. A partir de este diagnóstico, Chile se embarcó en cambios institucionales relevantes, al punto de votar por una convención constituyente que tendrá la tarea de redactar una nueva Constitución que sustituya la aprobada en 1980 (en plena dictadura de Pinochet).
La tragedia chilena es que la convención constituyente no parece querer fijar una Constitución moderna, liberal en lo político y que potencie la economía de mercado. Y que la elección presidencial parece conducir hacia una polarización extrema que tampoco ayudará a reencontrar un camino de paz social con crecimiento económico vigoroso.
Hay que prestar atención a la tragedia chilena que está ocurriendo en vivo y en directo. Infelizmente, es un espejo que refleja una realidad política de la cual hay que alejarse radicalmente si queremos buscar el bienestar y la prosperidad de nuestro país.








